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¡ No se revuelve!



Claro, para la gente que nunca probó el mate o no sabe cómo se toma es todo un arte y, más que nada, misterio saber cómo degustarlo. Pero para mí es un poco cansador tener que repetir una y otra y otra y otra vez que no hay que revolver el mate, que se toma así como está, sin ninguna trampa ni nada oscuro en el medio.

¿No ves que se lava ?
Me ha pasado muchas veces eso y hoy también me pasó. Cuando les digo: ¡" No lo revuelvas"! me miran raro y me preguntan por qué. No sé qué es lo que más me molesta, que revuelvan el mate o que me pregunten por qué no pueden. Creo que las dos cosas.

Ya cuando lo agarran y lo miran una y otra vez sospecho que van a mover la bombilla para todos lados y ahí es cuando me agarra el enojo.

Pasajera en trance




A veces me pasa, como ahora, que tengo ganas de parar. Parar de llevar mochilas de un lugar a otro, parar el estres que eso me genera pero cuando me pongo a pensar me doy cuenta que eso es parte del viaje, es parte del camino y parte del aprendizaje.

He pensado en hacer estadías más largas para ver si me relajo más. No es que esté nerviosa pero sí un poco cansada de andar con las mochilas. Llevo casi tres meses. Es poco. Bueno, algunas personas dirán que es un montón, como ya me han dicho. Otras que es muy poco. Como diría Eisntein, todo es relativo y depende con que ojo se lo mire. Y es así. Todo es relativo.

En este momento estoy en Pereira, una ciudad que forma parte del Eje Cafetero colombiano. Tiene cerca de 500.000 habitantes y es una ciudad donde se pueden hacer varias cosas, como en toda ciudad grande: teatro, cine, centro cultural, parque, plazas pequeñas, caminatas por el centro ( aunque no es demasiado turístico ni atractivo),  y tomar un cafecito en algún bar, entre otras cosas.

Ya mañana el destino será otro. Como me ha pasado en este viaje, lo máximo que he estado en un lugar han sido 9 días y fue en Tena, parte de la selva ecuatoriana. Allá me quedé más por dos razones. En primer lugar porque tenía que terminar con los dos trabajos que me quedaban de la maestría ( en Periodismo) y, en segundo lugar, porque estaba super tranquila, al lado de un río y en medio, o casi en medio, de la selva. Rodeada de árboles y naturaleza.  Aunque allá me pasó un pequeño y extraño incidente Perro que ladra SI muerde muerde , quiero volver a sentir paz, tranquilidad y a encontrarme con mi misma.








Conversación entre dos desconocidos



Emprendía el viaje al norte,   fue en septiembre del 2013. Subí al colectivo, que salió de Once, era más barato que desde la terminal de Retiro. Habría cuatro o cinco personas. Uno de ellos era un chico de unos 25 o 26 años, delgado, alto  de pelo castaño. Enseguida sonríe y entabla diálogo. Este es un breve extracto de esa conversación  entre dos desconocidos en un colectivo de larga distancia.

-…En lo que va del año perdí 5 celulares, entonces lo que hago ahora es llevar  el chip y uso el teléfono de otro…
-¿Cómo es eso?
- Claro, al chip lo llevo en la billetera, acá mirá, y entonces cuando estoy en algún lugar o trabajando, me acerco a la persona, le hago el “entre” y le pido si me presta el teléfono.
- ¿Y te lo prestan?

-Sí, si yo no les gasto plata, yo tengo crédito, sólo que no tengo el teléfono…


Minutos en la calle...

Otra de las cosas que me han llamado la atención de Colombia es que podés llamar por teléfono de la calle. Cualquier persona tiene un teléfono celular en cualquier parte y te ofrece minutos para realizar llamadas. Los precios van desde 100 a 200 o 300 pesos, los más descarados.


Esto lo podés encontrar en cualquier lugar, en las grandes  ciudades, como Medellín o Bogotá abundan personas que ofrecen este servicio. Es práctico y cómodo porque cuando necesitas hablar lo podés hacer desde cualquier lugar.





Conversación al lado de un río.

-Yo estoy buscando un gringo que me mantenga...
- Ahhh, ¿Si...?
-Si, no estoy trabajando y se hace muy duro con dos chicos...
-Ahh....debe ser...
-No importa la edad, lo que pasa es que este man es muy tacaño.
-¿Si? ¿Por qué?
- Porque si marica...ayer fuimos a la playa y llevó un tomate, una zanahoria y una botellita de agua...¡lo quería matar!

.....

Colombiana de casi 40 años.



Vi estos pollitos en una ciudad venezolana. Me llamó la atención los colores que tienen. Les pregunté por qué los tiñen pero lo único que me dijeron fue: " Supongo que para atraer más a la gente".






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Frases

Frases que me gusta

Son todas frases creadas por escritores. Lo que importa no es quien las dijo, por eso no están los nombres de los autores, sino su significado.


“Los grandes trabajos no son hechos por la fuerza, sino por la perseverancia.”


“Tienes que hacer que suceda.”


“¿Qué sería de la vida, si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?”

“Ahora es el tiempo oportuno. Ahora es el momento.”


“Elija ser positivo. Usted tiene esa opción, es el dueño de su actitud. Elija ser positivo, constructivo. El optimismo es el hilo conductor hacia el éxito.” 



“No te preguntes cómo pasó algo, pregúntate cómo vamos a responder, qué vamos a hacer con eso que pasó.”


"Caminante se hace camino al andar".


“El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos caminos sino en tener nuevos ojos.”


“Las cosas que nos ocurren, incluso las malas, pueden enseñarnos algo sobre nosotros mismos.”

“Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto.”

“La única manera de hacer un gran trabajo es amar lo que hace. Si no ha encontrado todavía algo que ame, siga buscando. No se conforme. Al igual que los asuntos del corazón, sabrá cuando lo encuentre.”


“Lo importante no es lo que nos hace el destino, sino lo que nosotros hacemos de él.”


“Magia es probar a saltar sin mirar, es caer y volver a empezar.”



“Lo que me parece probado es que se triunfa en la vida gracias a tres factores principales: la salud, la inteligencia y el carácter; añadamos a ellos un cuarto factor, algo de fortuna.”

"Cuando todos los días resulten iguales, es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo".

“Aquello a lo que temes no es nunca tan terrible como lo imaginas. El temor que dejas crecer en tu mente es mucho peor que la situación real.”

“Con tu sonrisa, haces el mundo más bello.”

"El mundo es un libro, y quienes no viajan leen sólo una página."


“La batalla de la vida no siempre la gana el hombre más fuerte, o el más ligero, porque tarde o temprano, el hombre que gana es aquel que cree poder hacerlo".


“Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias y las crea si no las encuentra.”




“Las personas que piensan que no son capaces de hacer algo, no lo harán nunca, aunque tengan las aptitudes.”

"Cuanto más se lee, menos se imita".



“No temas fallar. No es fallar, sino apuntar muy bajo el error. Con grandes aspiraciones, es glorioso incluso fallar.”

"Hay quien tiene el deseo de amar, pero no la capacidad de amar".

“Si tú llamas experiencias a tus dificultades y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, vas a crecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias.”

“Cada dificultad es una oportunidad que la vida te da para tu personal desarrollo. Si logras aceptar este enfoque, cada dificultad fácilmente superada será, y tú más crecido estarás.”


“A veces, o quizás siempre, sólo competimos contra nosotros mismos.”




“Estamos hechos para concebir lo inconcebible y soportar lo insoportable. Eso es lo que hace nuestra vida tan dolorosa y al tiempo tan inagotablemente rica.”


“Los sueños son sumamente importantes. Nada se hace sin que antes se imagine.”


“Los grandes trabajos no son hechos por la fuerza, sino por la perseverancia.”

“Las preguntas son éstas: ¿Quién eres? ¿Qué has querido de verdad? ¿Qué has sabido de verdad? ¿A qué has sido fiel o infiel? ¿Con qué y con quién te has comportado con valentía o con cobardía? Estas son las preguntas. Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo: eso no importa. Lo que sí importa es que uno al final responde con su vida entera.”

“Nunca te olvides de sonreír porque el día que no sonrías será un día perdido.”


“Después de saber cuándo debemos aprovechar una oportunidad, lo más importante es saber cuándo debemos renunciar a una ventaja.”


“El tiempo es activo, produce. ¿Qué produce? Produce el cambio. El ahora no es el entonces, el aquí no es el allí, pues entre ambas cosas existe siempre el movimiento.”

Tomando la decisión


Si bien este blog no tiene un orden cronológico, porque no me gustan las estructuras y eso lo pueden constatar, si voy a comentar cuándo empezó y nació el viaje por Sudamérica.

 Un 28 de julio de 2014 y después de varios años de pensar, dudar y resolver situaciones personales, profesionales y familiares, decidí salir de la estación de la terminal de Pehuajó rumbo a Retiro.
Al otro día emprendí el viaje hacia el norte, más precisamente a La Quiaca y de ahí ya para los países limítrofes.

 Pero los viajes no siempre sale como una los planea, en el camino van surgiendo cosas, como por ejemplo que se rompa el micro, como me pasó llegando a Salta, a unos 100 kilómetros, donde el bus se detuvo una hora o más.

A partir de allí fue esperar y hacer cambio de buses. En el medio del viaje me encontré con gente boliviana que tenía que cruzar por la frontera. Habíamos consensuado de viajar juntos, eran dos hermanos que iban al entierro del padre, y así fue hasta cuando llegamos a Jujuy. Ahí tomamos una combi a La Quiaca, ( porque le dije al hombre que busque otros precios después de consultar un taxi)i y al final fue más barato que lo que ellos iban a hacer.

Una vez llegados a La Quiaca desaparecieron como por arte de magia. Pensaron  que   me iba a ir con ellos o no se que pero ni siquiera saludaron.

Cuando llegué eran casi las siete de la tarde y tenía frío, estaba cansada y con sueño. Decidí pasar la noche en La Quiaca y salir al día siguiente temprano. Me fui al mismo lugar donde había  estado el
año pasado con un amigo, o ex amigo, y  esta vez el dueño  del hostel ( que es muy precario) me quería cobrar el doble ( 100 pesos). Le dije que había estado el año pasado y me había cobrado 50 y al final me cobró eso.

Me acosté a dormir y se me congeló casi todo. Terrible el frío que hacía en ese lugar, ya lo había vivido hacía un año también,  por buscar precios económicos termino pagando más o con salud o con algún malestar.

Al otro día salí para la frontera, cuando de Argentina ya noté que era otro país. La gente, la vestimenta, la comida, la forma en que te miran, los olores y colores me mostraron que estaba en Bolivia.

La gente no es demasiado abierta, no te habla mucho, te mira como con desconfianza y hacen mucho hincapié en el dinero.


Esto me encontré en la frontera, en La Quiaca


Una vez en Villazón en la terminal y después de dar vueltas y buscar descuentos, me encontré con otro argentino que también estaba viajando del mismo modo que yo. Le comenté que tenía mate y se unió. El viaje se hizo larguísimo, sobre todo  por el estado del bus y de la carretera. En el transcurso del camino se me rompió el mate, de plástico, y el termo, que no se cómo pero cuando C ( el argentino que venía conmigo) lo abrió para cebar se había roto por dentro.

De ahí en más seguí hasta La Paz, me iba a bajar en Potosí (que supuestamente me iba a encontrar con gente para hacer un voluntariado, que nunca se hizo) pero como no respondieron, y mejor que haya sido así porque no estaban como me habían dicho, seguí hasta la capital boliviana.

La llegada fue dura. Eran las 5 de la mañana y mucho frío, 3 o 4 grados. Decidimos esperar hasta que aclare y mientras tomar mate. A las 6 ya estaba de día y de ahí fuimos a buscar hosteles. Eran todos algo caros y lejos, hasta que encontramos uno que en proporción no estaba mal.Allá estuvimos dos noches y después nos fuimos.

Copacabana era la próxima estación que se desarollará en otra entrada.






Perro que ladra SI muerde



  Como todo excepción a la regla, siempre hay algo que nos despista y nos saca del "orden" natural o de las estructuras dadas. Muy conocido es el refrán "perro que ladra no muerde", pero esta vez me pasó lo contrario, un perro me mordió y estaba ladrando.

Sucedió en Tena, selva ecuatoriana, eran las ocho de la noche de un sábado, aunque no recuerdo la fecha exacta, y estaba con otra gente alrededor de un fogón, con guitarras, café y la luz apagada. Salí un instante a buscar ramitas porque el fuego se iba y de repente los cuatro perros empiezan a ladrar. Sin darle importancia seguí con mi tarea de recolectar ramas para avivar el fuego y de repente siento que uno me ataca la pierna y me muerde. Reaccioné  diez segundos después porque realmente no lo podía creer que me estuviera pasando eso. Entonces empecé a gritar y ver cómo había sido. La pierna sangraba y mucho.

Al día siguiente fui al médico, quien me dijo varias veces que me asegurara de que los perros estuvieran vacunados contra la rabia, y así, según la dueña, era. Me curó y me dijo que consultara que pasaba con el perro, si se moría era que tenía rabia. Nunca más consulté ni supe nada del perro.

Lo que más bronca me dió de todo es que les había dado de comer, los acariciaba, jugaba con ellos y uno  me traicionó. Pensé miles de cosas en ese momento, hasta que no había sido un perro sino un reptil pero por la mordedura, según me dijeron, era un animal de cuatro patas y ahí había cuatro perros. Finalmente no supe cual de todos fue pero me quedé mal, claro, no sólo por  lo que había pasado, sino indignada porque nunca me había mordido un perro y menos aún uno al que acariciaba.

Con esto aprendí, o creo, a tener un poco más de desconfianza con los animales, aunque una nunca deja de tropezarse con la misma piedra. Pero ahora cuando veo un perro lo veo con respeto. Antes de tocarlo tanteo para ver que tal es o si es un probable mordedor.

También me dí cuenta que siempre hay excepciones a la regla. Y esa vez me tocó a mí.








Como te extraño mar



   Esta escena, y ahora foto, me impactó o me encantó, en este caso es lo mismo. ¿ Y por qué? Primero, amo el mar, lo necesito, lo adoro, me relajo, me acompaña, me inspira, me tranquiliza, me transporta y me conecta con la naturaleza. Segundo, amo los perros. Son fieles, sabios, compañeros y no hablan. Las dos combinaciones es una mezcla excelente de paz y armonía que hace que mi imaginación vuele  y que perdure en el tiempo. 

Extraño el olor y el ruido del mar. El sonido lejano y a la vez cercano de su movimiento. Su color y frescura. Su aroma salvaje y fresco me llena de vida. 

Extraño el fluir, el ir y venir de las olas que me recuerdan que hay que dejarse llevar, que en la vida no hay que oponer resistencia, que todo va y viene y que cuando tenga que llegar llegará. Como las olas, como un río, todo debe y tiene que fluir.

Extraño el mar porque extraño como me siento en ese momento. Extraño el perro negro porque extraño mi perra que se refleja en la vida de este animal.



Montañita, Ecuador. Septiembre 2014

No todo es color de rosa


Siempre voy a elegir y me va a encantar viajar. Es más, es una de las cosas que más me gustan, junto con escribir, ver pelis, jugar al fútbol ( si, me gusta ¿y qué?), entre otras. Pero viajar es más que eso. Es mucho más. Es algo que te llena permanentemente sin necesidad de hacer otra cosa a la vez, aunque se puede escribir al mismo tiempo y no molesta, claro está.

Peero como en todo, NO todo es color de rosa. Una de las cosas que odio es andar con las mochilas de un lado para otro y suuper pesadas. Claro, esto es parte inherente del viaje, desde ya, pero que cansador que es.

Otra cosa que está totalmente ligada a esto es que cuando hacés viajes largos terminás super cansada, con hambre, con sueño, sin ducharte, con mal carácter, con pocas ganas de que te hablen, con ganas de no ver a nadie, con...¡sigo?

Hoy, sin ir más lejos, fue un caso de estos. Salí de Cali, del lugar donde me hospedaban, a las 9 y 30 horas aproximadamente. Paré 20 minutos o menos a tomar un café y unas empandas, que por cierto estaban muy feas y eran pequeñas, y seguí hasta la parada del MIO, que es el bus interno de acá. Cuesta 1.600 pesos, super caro, como 0,80 centavos de dólar. Una vez allá hice una sola parada y ya era la última. Mi cara, que no disimula mucho, seguramente transmitía mi decepción. Me dejó cerca de una estación de servicio pero que no era la correcta.

De ahí hablé con el guarda y me explicó que había que tomar otro, no se podía cruzar la calle, sino que nuevamente bajar por dichoso túnel, ya a esta altura estaba extenuada no sólo de volver a tomar otro bus sino de la laarga explicación, y recién ahí cruzar.

Entonces llegué hasta un puente, que se suponía me tenía que indicar el chofer pero éste no me dijo nada, sino que me avisó un pasajero, el mismo con el que había viajado antes. A partir de allí, pregunté al policía donde pasaban los buses para Armenia y me señaló rotundamente que no estaba en el camino correcto, debía cruzar la calle y seguir por la vía que estaba enfrente y fue así que hice lo que me comentó.

Una vez en el lugar decidí hacer dedo aunque no fue tan provechoso el tiempo invertido excepto por un atento taxista que me levantó a mí y al colombiano que estaba al lado mío, que se dirigía a Palmira, una ciudad agradable donde el vehículo común es la bicicleta, que queda a unos 27 kilómetros de Cali y en dirección al norte, o sea hacia donde iba.

Entre conversación y conversación, el destino, que iba a ser una estación de servicio, o bomba como lo llaman acá, dejó de ser el destino y terminé en otra estación de servicio pero de Palmira. Allí nadie paró y los que estaban no me quisieron llevar. En otra nota cuento los pro y los contra de hacer dedo y los prejuicios y las preguntas relacionadas con el tema.

Fue así que decidí parar un bus o buseta, también lo llaman así. El primero me dice que por 18.000 mil me lleva ( unos 9 dólares), le dije que era mucho, me lo deja en 15.000 y me sigue pareciendo mucho. Me pregunta cuánto tengo, le digo 10.000, me dice que es poco. Sigue de largo y mi espera también. A los 20 minutos pasa otro y me subo, casi obligada porque el tipo me sube la mochila sin que yo le dijera que estaba de acuerdo con el precio. 5.000 a Tulua y 15.000 a Armenia.Pagué 5.000 después de preguntar a una chica cuanto costaba.

A lo largo del viaje cambié dos veces más de vehículo. Cuando llegué a Tulua, antes del centro, me pasaron a otra combi y después en otra ciudad que no se el nombre nuevamente a otra. En fin, cuestión que llegué a Armenia a las 16 hs y tenía que estar antes de las 17 hs en la casa del couch. Esperé en la terminal un rato. Para todo esto estaba con hambre, con sueño, cansada, renegando, sin ducharme y con ganar de dormir. Decido, mientras ya estaba impaciente esperando el bus, fumarme un pucho y al ratito llega el bus, como suele pasar. Me subo, le pregunto al conductor si me lleva al destino donde tenía que llegar y, esperando mi dinero, me responde amargamente que si pero no me dice hasta donde va.

El tipo parecía tener más mal humor que yo o ya había nacido con la pata torcida, la cuestión es que nunca le entendí que me dijo y si es que me dijo algo. La chica a la que le pregunté me dijo que no faltaba tanto y que quedaba más lejos de donde ella se bajaba. Fue así que al cabo de unos minutos llego al barrio, luego pregunté a la gente pero todos me miraban con desconfianza y sin saber la simple pregunta que era: " ¿ Cual es la manzana 31?" a una señora que vivía en la manzana 31! esas cosas también me cansan. No sólo las mochilas, el hambre, la sed, el sueño y el cansancio.



Hasta capaz que sería aburrido.


Día de la independencia de Cartagena de España. Se conmemoró el 11 de noviembre de 1811, pero se pasó al día 13 de noviembre para unificar el festivo.




¿Y para qué quiere viajar?



Esa es una pregunta frecuente que me encuentro muy a menudo. A veces me sorprendo y otras respiro profundo y contesto.
La respuesta es siempre la misma: "para conocer gente, cultura, aprender y conocerme a mi misma", entre otras cosas.
La realidad es que es mucho más que eso. No sólo se viaja para conocer lo externo, se viaja para aprender a conocerse. Para saber qué es lo queremos o dónde lo queremos. Para saber aceptarnos y aceptar al otro. Para poder tolerar y conocer las diferencias. Para poder decir qué es lo que no quiero.
Cada lugar tiene su historia y cada historia es, a su vez, un submundo de otras historias para contar.




Para ver imágenes como estas también es que viajo.



Preguntas que cansan

En todo el viaje siempre me he cruzado con gente, sobre todo mayor de edad, que me pregunta si tengo miedo de viajar sola. Mi cara, seguramente, no miente ni engaña frente a ese interrogante.
La respuesta siempre es negativa, hecho que hace que la gente se asombre más aún y me cuestione que si tengo hijos o marido y que como los he dejado lejos.
Lo que siempre respondo es: " Si tuviera hijos o marido no estaría acá sola". A partir de ahí la gente ya empieza a entender, o quiero yo entender que me entienden.
Aclaro, aunque no creo que haga falta, que tengo mi familia pero no hijos.
Otra de las preguntas que agotan es:" ¿Y hasta dónde piensa llegar?" a lo que siempre contesto de la misma manera: " Hasta donde pueda". Inmediatamente me vuelven a preguntar: "¿Pero no sabe dónde? NO. No y no. ¿Quedó claro?
Así es. no estoy sorprendida pero tampoco me encanta que me pregunten siempre lo mismo.

Sobre mí



Hola lector, futuro viajero, viajero, amiga/o, totalmente desconocido o futuro partner:

Mi nombre es Silvina Lípari y les cuento un poco como llegué acá, al blog, a escribir, a mi pasión, viajar,  y a ustedes.

Hace casi un año decidí emprender un viaje sin boleto de retorno. Un viaje que me permitiera vivir cada lugar, conocer la gente autóctona del país al que iba, probar una comida nueva, escuchar una música nueva, percibir otros olores, sonidos y colores. Experimentar nuevas sensaciones. Todo eso lo podía hacer si viajaba y así fue como decidí hacerlo.

La idea originaria del viaje surgió unos meses antes hablando con un grupo de gente de otros países. íbamos a hacer un voluntariado pero sin saber dónde, cómo ni cuándo y mucho menos sin prever la cuestión económica. Las charlas cibernéticas y los posteriores encuentros con este grupo se vieron diluidos cuando se les acabó el dinero y cuando se avecinó una confrontación de opiniones.

Viajaría sola. Esta fue la primer idea que tuve antes de salir de Argentina. Y así fue todo y mi libertad sonrió.

Siempre fui aventurera, curiosa, preguntona, espontánea. Me gusta aprender cosas nuevas todo el tiempo y, por supuesto,  amante de los viajes. El sueño de viajar y escribir al mismo tiempo siempre estuvo en mi mente.

No era sólo viajar por viajar. Además necesitaba plasmar todo eso que iba a ver, sentir, percibir, oler, comer y escuchar en algo. Necesitaba hacer algo más. De ahí surgió "Hoy si es".

En realidad, siempre pensé que tener un blog es hacer lo mismo que hace  otra gente que escribe, que relata, cuenta una historia o muestra sus pensamientos al mundo. Fue por eso que tardé en escribir y crear uno. Lo que menos me gustaba es que se pareciera a otro o que alguien dijera que " era más de lo mismo".

Siempre me gustó ser original, aunque hay un dicho que dice: " Se original y estarás llena de copias" o algo similar... o también se dice que está todo inventado aunque cambia la manera de contarlo, claro.

¿ Y por qué un blog? Bueno, empecemos por el principio pero no voy a contar mi historia desde el nacimiento, sólo decir que me gradué en Periodismo, mi título dice: " Licenciada en Comunicación Social, con orientación en Periodismo". Quiero comunicar y contar. Transmitir. Expresar.
Contar historias, vivencias, experiencias, historias de vida y todo lo que pueda y crea interesante.
Ahora, y desde hace más de tres meses  no estoy en mi país, Argentina, ya que estoy viajando por Latinoamérica. Un viaje, que no es sólo externo sino también interno y que desde hace mucho quería realizar y  por diferentes razones no lo había hecho.

La idea del blog es que lo puedan leer, compartir, comentar, preguntar si les surge alguna duda y que les deje algo. Lo que quiero transmitir son mis pensamientos pero al mismo tiempo que quien lo lea pueda decir que, por lo menos,  le transmitió alguna enseñanza o le de motivos o le inspira a viajar.


Bienvenidos/as.

La búsqueda que no termina


Y siempre me encuentro en la búsqueda de un lugar donde reconciliarme con el paisaje y con el todo que lo rodea. Un lugar donde pueda despertar y sentir que es el sitio donde quiero pasar el resto de mi vida. Un lugar que pueda ser parte de mi  sueño.

Pero sigo en la búsqueda. Parece que mi propósito es siempre estar buscando. La satisfacción no me ha golpeado la puerta aún. La espero con ansias, con profundo anhelo. Por eso es que sigo en la búsqueda.

No sólo el lugar es lo que busco. Mi camino es como un laberinto, lo recorro, lo transito, observo, vuelvo y regreso todo el tiempo, pero el confort no lo veo. La plenitud está lejos de la vista. El horizonte no es claro, es opaco, no es nítido, me dice que siga, que no pare, pero no quiero recorrer caminos sinuosos. No. Quiero suavidad. Quiero no necesitar nada más. Sólo ser.


En blanco



Siento que tengo muuucho para escribir pero que estoy en blanco, que no sé por dónde empezar o cómo transmitirlo para que realmente quien me lee entienda lo que me pasa. Siento que tengo que volar, que tengo que seguir viajando, si, llevo poco tiempo, más precisamente dos meses y 14 días, 2 meses y medio pero aún no he encontrado un lugar donde pueda decir: “ este es mi lugar en el mundo”. Tampoco sé si quiero encontrarlo de manera eterna, tal vez llegue ese momento. Ahora necesito seguir. Seguir conociendo gente interesante, copada, humilde y culta. Seguir aprendiendo de la vida, del lugar, de la cultura y de todo. Seguir conociendo lugares, olores, colores, sonidos y sabores.
Me siento rara porque estoy escribiendo y estoy pensando en otra cosa y hago otra cosa. Me siento rara porque no me puedo concentrar. No puedo pensar en una sola cosa a la vez. Tengo que resolver cosas y al mismo tiempo pienso en otra cosa.

Por todas esas cosas y más es que me siento rara…y no me gusta. Eso es lo peor de todo. Pero sé que todo en esta vida es pasajero. Esa es la mejor definición.