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La cultura del no respeto



Entiendo las diversas culturas y todo lo que ello acarrea o conlleva.  Entiendo que la gente es distinta y eso es genial. Entiendo que para las fiestas la gente se reúna y comparta. Entiendo que bailen, se divierten, canten, tomen, festejen. Entiendo que sigan bailando, sigan tomando y sigan divirtiéndose a su manera...
Pero lo que NO entiendo es que la gente ponga durante TODO el día la música a todo volumen y que a NADIE, absolutamente a nadie le molesta o diga algo.
Anoche me invitaron a una cena de navidad. Desde que salí hasta que llegué a destino se cortó la luz unas 3 veces. Una vez en el lugar se cortó, por lo menos, 3 veces más. Pero eso no fue lo peor.

Lo peor sigue sucediendo. La música, si se puede llamar así, sigue y no para. Comienza a las 12, continúa toda la tarde, sigue durante la noche y acaba a la mañana, alrededor de las 5. Eso está sucediendo estos días, donde no se puede hablar, mirar algo por televisión, escuchar o ni siquiera estar en silencio.

La palabra silencio por estos lugares es sinónimo de tragedia. "¿Qué pasa que no pone música? Esto parece un velorio", se escucha en alguna de las sucias, aturdidas y apabulladas calles de la ciudad de San Cristobal donde nadie puede dormir, ni siquiera el que quiere.

Otros damnificados son los perros, que parecen cambiar su carácter a raíz de los ruidos de la música y cohetes. Los que son cariñosos y mimosos pasan a ser ariscos, alterados y con ganas de morder y atacar. Los gatos, no están ajenos a esta realidad, y huyen o caminan de un lado hacia otro, reflejando su incomodidad.

Es afortunado quien tiene el sueño pesado, porque puede soportar los altos niveles del ruido. No es mi caso. En esta sociedad, quien habla o reclama sus derechos, no es escuchado, al contrario, lo insultan o lo tratan de loco. Así pasa en este lugar, lamentablemente, que es un fiel reflejo de la sociedad de este país donde el aturdir y ensordecer, molestar, emborracharse y gritar son hábitos comunes y avalados por los vecinos que parecen aceptar lo inaceptable.

La policía brilla por su ausencia. Parece no existir en esta ciudad, en realidad, es como si no existiera en el país. No he visto poner control o hacer acto de presencia y no es porque no haya escuchado nada.

Es una sociedad donde todo lo malo está permitido, donde el derecho de cada uno no termina donde comienza el del otro; porque el otro, en este país, no tiene derechos.







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